Anoche pequé de insomnio discutiendo con mi ángel y mi demonio. Como miel se pega a mi piel sus palabras. Dulces al oído, pesadas al estómago. Brilla mi mente, febril, embriagada en sus ideas.
Creo que perdido el hilo. Una Náyade acaricia mi garganta, ahogando mis gemidos en su acuosa tortura, mientras las Parcas desilachan mi mantón. Me parece que Átropos ríe, sintiendo su próxima aparición en escena.
Y cuando llegas a este punto piensas, ¿qué queda? Queda tiempo. Y el tiempo es oportunidad. La oportunidad, cambio. El cambio, superarción. La superación, victoria.
La victoria no es permenante, pero la gloria si es eterna.
8/6/11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)



0 comentarios:
Publicar un comentario
Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.