No puedo creérmelo. He tenido que mirarlo en el calendario para asegurarme, incluso. No sabía que tu marcha... había dejado tanta huella en mí.
Si soy sincera, sé que incluso si pudieras escucharme no atenderías a mis palabras. No sabes cuanto daría por ir a tu lado a leértelas. Extraño esa pizca de curiosidad que veía en tus ojos.
Aún me paro a pensar y ese olor, penetrante, a silicona inunda mi cuerpo. Pasé tanto frío esperándote en aquella calle... ¿sabes? lo más gracioso de todo esto es que hoy, como el año pasado, también llueve. ¿Eres tú, llorando, o quizás las nubes se han apiadado de mí?
Ya lloré tu partida; ya te prometí... que sería digna nieta tuya.
Por eso tu solo encárgate de calentar tus huesos en el fuego del infierno mientras me miras porque yo, aquella que no puede verte, aquella que te recuerda más que ninguno, yo... haré que te sientas definitivamente orgulloso de mí.
4/3/11
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1 comentarios:
Probablemente él ya está orgulloso.
Un achuchón.
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Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.