Me parece increíble que tengas la cara de presentarte delante mía.
Que pida perdón, ¿dices? ¿Perdón por qué? Por no agachar la cabeza, o por no aguantar tus niñateces.
No soy soberbia, ni me ahoga el orgullo. Solo reconoce lo que estás haciendo mal y comportate como la mujer que dices ser.
Tú ya no eres nada, absolutamente NADA para venir a exigirme ninguna cosa.
Y si alguna vez lo fuiste.... querida, has perdido tu oportunidad.
Ya lo dice la canción:
'Es tu castigo dormir con él para soñar conmigo'
Esto también va para tí, madre. No pienso pedir perdón para volver a TU bar. Es más, no pienso volver a pisarlo. Que te aproveche la sobre-explotación y, eh, muchas gracias.
Muchas gracias por hacerme sentir tan importante.
31/3/11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)



0 comentarios:
Publicar un comentario
Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.