Hoy he visitado un sitio que tenía abandonado. El frío ha calado mis huesos y el viento arrastrado mi mente. No había luna, ni estrellas. Solo yo, y la noche.
He recordado muchas cosas que había enterrado en lo más profundo de mi mente. Solo para convencerme, solo para no hacerme daño. Y, sobretodo, me he dado cuenta de algo.
Es cierto que ella era mi faro, y me manteía alzada entre las luces más brillantes. Una vez apagado ya no hay luz para mí, no hay brillo. Pero recuerda, siempre, que yo soy una criatura de la noche. Que la oscuridad es mi camino y su senda mi hogar. Que yo enterré todo lo que era mío para alzarte, que ahogué mis habilidades en tu miedo para mantenerte a mi lado y, que una vez tocas suelo, ya no hay nada que temer. No hay salto demasiado grande, ni mounstruo demasiado terrible.
Recuerda siempre, pequeño faro, que yo soy la Reina de la Noche. Y no hay nada imposible para mí cuando las luces se van.
31/8/13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.