Y te vas dando cuenta de que, poco a poco, las cosas que antes te hacían tanto daño ahora ni siquiera te importan.
Sonríes. Sonríes a ese espejo que te devuelve una imagen que ni siquiera reconoces.
Tú, en tu pompa de cristal. Esos muros de hielo que estás creando, con ladrillos de desilusión, para proteger tu agonizante corazón.
Es cuando te ves sonreír cuando piensas: '¿Cómo he llegado a esto?'
Que tu sonrisa nunca llega a tus ojos, igual que nadie ni nada puede traspasar el frío muro de tu corazón. Te sientes lejana, inocua. Y ya no te importa si te escuchan reír o llorar, porque realmente... tu cara jamás refleja como te sientes. Solo hace un papel, un guión. Es lo que quieres que piensen, lo que te interesa mostrar.
Van demasiadas veces que te has asomado tras las murallas, que has tirado el muro corriendo tras un '¿y si....?'
Corres, corres como si no hubiera mañana cada vez alguien parece acercarse a ti. Como un animal herido que se revuelve, que se esconde en una cueva oscura para lamerse las heridas. Con un 'ya no más' tatuado a fuego en tus ojos.
Es ahí donde piensas: '¿Cómo he llegado a esto?'
31/5/12
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.