Son las tres y media de la mañana. Como de costumbre, no tengo sueño. Realmente no creo que duerma hasta la noche de mañana. O de hoy, según como se mire. Acabo de terminar de envolver todos los regalos que me faltaban y aún sigo pensando si no debería hacer algo más extravagante con el envoltorio del de mi hermana. Cajas, más cajas, papel de periodico de relleno, alguna caja más, más envolturas... Mientras divago el cigarrillo que me he acabo de fumar termina de apagarse en ese cenicero cutre que me regalaron la anterior Feria de Sevilla. No fumo, no como costumbre, pero hoy se me ha apetecido. Incluso ahora estoy pensando si fumarme otro. O sería mejor encenderme una cachimba. Me siento muy relajada, ida. Como si el tiempo fluctuase de forma perezosa, más que de lo habitual. Y sin embargo no puedo evitar sentirme ansiosa. No sé realmente porque, solo puedo reconocer la sensación.
Tengo muchas ganas de que amanezca. De ver la cara de ilusión de mis hermanos al abrir sus regalos. Su inocencia, sus sonrisas llenan de calor mi vida. Me hacen más llevadera esta puta vida llena de zarzas.
Por favor mañana, llega ya. Creo que voy a encender ese segundo cigarrillo, mientras te espero.
6/1/12
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