Y sé que tiene fuego. Lava que se arremolina con violencia en sus venas. Cada vez más destructiva. Es como aquella voz que los locos escuchan antes de cada fechocría. La devora. Ahoga cada gesto de humanidad que quiere brotar de su ser.
Se entierra en su memoria creando una cruenta tortura en aquellos recuerdos que intenta mantener bajo llave.
Para no dañarse, para no rajar su coraza. Y sabe que no importa cuan lejos corra; ellos siempre vuelven. Aún despierta muchas noches con el amargo sabor de las lágrimas mezclándose en su boca.
Y entonces, cuando su corazón aulla desbocado, es cuando más siente su propio fuego.
15/9/11
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Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.