Ser una buena persona es una opción terriblemente costosa, estúpidamente injusta casi siempre, una incosciente acto terrorista contra la autoestima del ser humano y sobre todo, insoportable para los principios de la mayoría de las personas.
Hoy he vuelto a poner sobre mis hombros más peso del que mis piernas pueden soportar. Las he oído crujir, sentido ceder. Y, sin embargo, he seguido de pie. Esa sonrisa tan inocua seguía pintada en mis labios. A veces pienso que sus trazos son más fáciles de borrar últimamente.
Creo que se rompe la máscara.
Yo puedo escucharte incluso si me susurras. Tú ni siquiera me oyes al gritar.
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1 comentarios:
Acaso no es mas facil compartir esa carga en vez de creer en una frajil mascara?
De todas maneras dejar de ser una buena persona no es una alternativa, a la larga lo eres o no lo eres
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Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.