Ayer vi una estrella fugaz. No, no pedí ningún deseo. No lo hice porque lo único que me gustaría pedirle sé que no me lo concedería. Es más, no me gustaría que me lo consiguiera... pues si la recompensa no nace de mi esfuerzo no tendría sentido alguno.
Anoche sentí una sensación que no había experimentado nunca. Si la relatara en voz alta seguramente quien me escuchara me recordaría lo tonta que soy, pues para los demás no es nada 'extraño'. A mí al principio me asustó, lo reconozco. Era cálida, pero sin embargo... quizás simplemente me embargaba demasiado. Me hizo sentir manejable, vulnerable, como una niña pequeña.
Indefensa pero invulerable.
He de decir que no lo reconocí hasta horas mas tarde, cuando cavilaba en mi propio silencio. Y, confieso, podría acostumbrarme a ella. Al menos a sentirla de vez en cuando.
29/4/11
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Dame fuerzas, Libertad, para hacer uso de tí con moderación y esmero. Dame ánimos, Verdad, para abanderarte hasta en tu último proyecto.