[...] -Eh, Jezabel -dijo de repente la Arcángel permitiendo que la otra la
montara. La súcubo se quedó parada al escuchar su nombre de sus labios-.
No quiero que esta noche termine.
Aquella muestra de afecto la
cogió desprevenida. En su interior sintió como se conmovía y tuvo que
morderse el labio para que su cara no lo reflejara. Como contestación le
acarició el rostro con dulzura. Aquella molesta vocecilla de súcubo que
tenía en su interior le recordó cruelmente la conversación que habían
tenido la primera vez que se acostaron. <<Esto es solo
sexo>>le había dicho entonces << Nada de sentimientos, ni de
cosas así. Sexo. Si algún día tengo que matarte, lo haré>>.
-Llévame contigo -susurró de nuevo la Arcángel, agarrando su rostro y acercándola.
Aquello
volvió a ponerla en guardia. Sus palabras atravesaron de nuevo su
mente, como si fueran un puñal. Y entonces, ¿porqué a veces se
comportaba así con ella?
-Al lugar de donde vengo no pueden entrar los ángeles.
Aquello
era una mentira, pero Remiel decidió tomarlo como un cumplido hacia
ella. Le brindó un beso, dulce y pausado. No era nada parecido a los
que se habían ofrecido apenas unas horas antes. Esos hablaban de lujuria
y deseo, este, más intimo, de sentimientos escondidos.
-Uriel me
matará cuando se entere de donde he estado -continuó, con tono jocoso-.
Por no hablar de la jefa. Ese sitio es un infierno.
Jezabel se tensó de repente. Le apartó las manos de la cara con delicadeza, con el rostro constricto en una mueca.
-¿El Infierno? -dijo, con la voz rota de repente- ¿Qué sabrás tú de esos?
Se
incorporó quedando sentada sobre la cadera de la Arcángel, apartando la
mirada. Remiel pudo leer el tormento dentro de sus pozos de negros.
Esos ojos tan oscuros e insondables normalmente hablaban a gritos de
dolor y miedo. Se incorporó, imitándola.
-Entonces … -susurró rindió
sus labios de nuevo. Le encantaba notar como las defensas de su
compañera caían poco a poco antes sus besos. Con suma delicadeza
intercambió posición con ella, quedando encima-, déjame que te muestre
como es el Cielo. [...]
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